Lo intento, y a veces, incluso lo consigo, me hago la fuerte, intento que nada me afecte, olvidarme de lo que escucho, borrar lo que veo, ignorar lo que siento, pero es imposible, soy un corazón con patas, todo me hace daño, es imposible que ese comentario no me moleste y eso que acabo de ver me está comiendo por dentro. Pero si hay algo que verdaderamente me destroza sin poder evitarlo es verte mal. Ver tu carita deshecha, percibir esa triste lágrima que se intenta sostener en el ojo y no precipitarse al vacío, pero es imposible, y así una tras otra. Y lo odio, lo odio más que nada. Odio no poder controlarlo, no poder hacer nada más que abrazarte e intentar ocultar como son mis lágrimas las que ahora se derraman sobre mi mejilla.