Las mujeres, por lo general, tenemos una gran debilidad en
común, y esa debilidad se llama, hombres. Sí, podemos negarlo, y lo haremos,
porque eso es lo que nos caracteriza, pero es la verdad, nos pierden los
hombres, y por ellos cometemos las estupideces más grandes que nos acompañarán
a lo largo de nuestra vida.
Sin duda nuestras tres mentiras favoritas son: “Te juró que esta vez no
le vuelvo a hablar”, “Ya lo he olvidado” y “Paso de él”, con sus distintas
maneras de decirlo, pero aún así, respecto a los hombres, somos totalmente
patéticas.
Nuestras principales estupideces suceden en las redes sociales, cuando
un chico te gusta visitas su perfil como unas 300 veces al día, y ahí es cuando
damos las gracias de que no se sepa quién te sube las visitas, ya que de lo
contrario podría (y debería) denunciarte por acoso, pero ahí no queda la cosa,
mientras se te cae la baba mirando sus fotos encuentras algunas de otras
chicas, eso te mata y rompes a llorar delante del ordenador como si de una niña
se tratase; pero eso no es todo, aún después de haberte secado todas las
lágrimas de imbécil decides abrir su conversación, aunque por orgullo no le hablas, claro, te quedas
mirando la ventana abierta con esa foto que haría falta una superlupa para
verla bien, pero como ya te la sabes de memoria, no importa, finalmente suelen
suceder tres cosas: se desconecta y rompes a llorar otra vez por no haberle
hablado; le hablas y no te contesta, con lo cual, comienzas a buscar una escusa
para volver a hablarle; o decides en un intento de idea, que lo mejor es conectarte
y desconectarte para que él se de cuenta y te hable (cosa que NUNCA sucede),
todavía no estoy segura de cual de las tres opciones es la más patética.
Bien, otras de las estupideces que cometemos parten de la frase “él se
lo pierde”. Vamos a ver, si él se lo pierde, por qué eres tú la que cada vez
que está borracha hace una escenita en la que queda a la luz cuanto lo quieres
(y lo patética que puedes llegar a ser)? Por qué eres tú la que va
incesantemente detrás de él aún sabiendo que tiene novia; aún sabiendo que si
no la tuviera no querría nada contigo; aún después de todas las veces que te ha
rechazado, puesto en ridículo o hecho daño? Por qué eres tú la que te haces la
interesante fingiendo que no te importa, pero cada día le preguntas a tu amiga,
(que casualmente es amiga de un amigo suyo), y casualmente, coincides con él,
no sin antes preocuparte de que ves de punta en blanco? Por qué eres tú la que
hace que sus amigas le vigilen constantemente para que no se de cuenta de que
eres una acosadora? Por qué eres tú la que por muchos tíos que conozcas, por
muy perfectos que sean y por muy felices que te podrían hacer, sigues
encasillada en el único que ni siquiera sabe que existes? Por qué eres tú la
que se mudaría a su vecindario solo para poder estar las 24h del día merodeando
su casa? Por qué eres tú la que recorre el cuarto de una zancada con un
cosquilleo en la barriga cuando suena el móvil porque piensas que puede ser él,
que se ha decidido a contestarte el mensaje, y cuando ves que tal fantasía no
ha sucedido comienzas a escuchar canciones cortavenas que lo único que
consiguen es hacer que te derrumbes todavía más? Por qué eres tú la que
reconoce su colonia, el olor del nuevo suavizante de ropa que ha comprado su
madre esta semana y cada una de las marcas de su ropa interior? Por qué no
puedes ni ver a su nuevo ligue? Si él se lo pierde, por qué te mata su
indiferencia? Por qué no puedes vivir sin él?
Es complicado de explicar, y duro de admitir, pero a las mujeres, no hay
quién no entiendas, ya que, ni nosotras nos entendemos a nosotras mismas.