Oscuridad. La estufa a unos
cincuenta centímetros de distancia de la silla en la que me encuentro, es más
que utilidad, necesidad en mi cuarto una tarde de noviembre. En el reproductor
se escuchan en estos instantes las canciones que escuchaba sin cesar hace unos
años, lo único que falta para transportarme totalmente al pasado es revisar
alguna foto de aquellos tiempos. Perfecto.
Quizás para algunos, hacer una
visita al pasado sea horrible, pero para mí, es estupendo. Tengo la capacidad
de observarlo sin arrepentimientos, sin remordimientos. No es que todo lo que
haya hecho haya sido lo correcto ni mucho menos, pero pienso que si estoy aquí,
es por lo que hice en aquel entonces, y me gusta estar aquí, me gusta lo que he
conseguido y lo que me propongo conseguir.
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