Esas ciertas Películas.!

Crepúsculo.


-Tus trastornos de personalidad son como latigazos.

-Te dije que sería mejor que no fuéramos amigos, no que no quisiera serlo.

-Que significa eso?

-Significa que si fueras lista te alejarías de mí.

-Digamos, por el placer de discutir que no soy lista, me dirías la verdad.

-No, seguramente no. Prefiero oír tus teorías.

-Se me había ocurrido arañas radioactivas o kriptonita.

-Son cosas de superhéroes, ¿Y si yo no fuera el héroe y si soy el chico malo?

-No lo eres, es la impresión que quieres causar pero en realidad es para alejar a la gente de ti.

-Así el león se enamoró de la oveja.

-Que oveja tan estúpida.

-Que león tan morboso y masoquista.

3 metros sobre el cielo

-Soy feliz. Jamás me he sentido tan bien, ¿y tú? 

-¿Yo? Estoy de maravilla 
-¿Hasta el punto de llegar a tocar el cielo con un dedo? 
-No, así no. 
-¿Ah, no? 

-Mucho más. Al menos tres metros sobre el cielo.  

De algo estoy seguro. No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara. Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno. Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla. Él no se divertirá con esos tiernos caprichos.

-Las cosas se han puesto muy difíciles para nosotros. Me encantaría estar muy lejos contigo, sin que hubiera más problemas, sin mis padres, sin todos estos líos, en un lugar tranquilo, fuera del tiempo.

-No te preocupes. Yo sé adónde podemos ir, nadie nos molestará. Hemos estado ya muchas veces, basta quererlo.

-¿Adónde?

-Tres metros sobre el cielo, donde viven los enamorados.

-Puede que nos veamos otra vez. Veo que tienes argumentos muy interesantes...
-Te he dicho ya que eres un cerdo?
-Si creo que si... Entonces, paso a recogerte mañana por la noche.
-No podría. Creo que no podría resistir otra noche como esta.
-¿Porque, no te has divertido?
-¡Muchísimo! Yo hago siempre la camomila, todas las noches. Procuro que la policía me persiga durante un rato, me arrojo de la moto en medio de un campo desconocido, me dejo perseguir por un perro rabioso y, para acabar, me tiro sobre un monton de estiércol. Luego me revuelvo un poco en él y a continuación regreso a casa en sostén y bragas.
-Con mi cazadora encima.
-Ah, claro, lo olvidaba.
-Y, sobretodo, no me has dicho una cosa.
-¿Qué?
-Que has hecho todo esto conmigo.

FEA! Si tú, fea!

Simplemente PERFECCIÓN!

El diario de Noa

-Tú no me conoces pero yo me conozco y cuando veo algo que me gusta, oh dios, he de tenerlo, me vuelvo loco por tenerlo.

-Valla y ese algo que es?

-Pues tú.

-Eres bueno.

-Que?

-Eres bueno.

-No.

-Lo eres, eres muy bueno

-No me has entendido.

-Eres fantástico hablo enserio, estoy impresionada.

-Yo no suelo ser así y lo siento.

-Sí, lo eres.

-Puedo ser divertido si quieres, o pensativo, o listo, o supersticioso, valiente, incluso bailarín. Seré lo que quieras. Dime lo que quieres y lo seré por ti.

-Eres tonto.
-Lo podría ser.