Sabes lo que produces en la
gente. Eres perfectamente consciente de que enamoras, fascinas y encandilas.
Salta a la vista lo irresistible que puedes llegar a ser. Esa forma tan profundamente
varonil de caminar que te envuelve resulta extremadamente sexy. Desprendes
sensualidad a cada paso y parece no agotársete. Cuando pasas por delante, la
idea de cruzarse en tu camino para mordisquearte el labio se vuelve
irresistible. Tienes la capacidad de hacer perder los papeles, de borrar las
acciones racionales de los pensamientos y crear unas nuevas completamente
guiadas por el instinto femenino.
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