No puedo fingir que no estaba asustada al conocerte, ni que vi mi vida pasar como un flash ante mis ojos, en ese momento supe exactamente en lo que nos convertiríamos. No creo que supieras el caos que en mí comenzaba, ni siquiera como mi corazón estaba explotando. Y es que cuando me mirabas a los ojos  y me decías que me amabas, cuando te abrazaba, cuando estabas justo aquí, a mi lado, todo estaba bien, podía vislumbrar el cielo, sabía que sería para siempre, solo debía hacerte saber que nunca quería dejarte ir. Porque me encantaban tus caricias, me encantaba cuando tu aliento me azotaba con la brisa y tus susurros que no tenían precio. Solo quería escuchar tu voz, estaba desesperada por oírla. Porque cada vez que respirabas, cuando estabas a mi lado, hacías realidad mis esperanzas más profundas. Eras un ángel, caíste del cielo y yo miraba fijamente tu perfección, te hubiera observado hasta quedarme sin vista. Debiste mirarme para ver lo increíble que eras. Había encontrado mi paraíso, no podía pasar un día sin ti, eras la luz que hacía desaparecer mi oscuridad, podía mantener mi cabeza en alto y todo porque tú estabas a mi lado. Eras mi sustento.

De pronto, mi corazón se agita. Tiene que haber algo más, acaso sabemos porque estamos peleando? Es absurdo. Respira, inspira!

En algo nos equivocamos, éramos demasiado fuertes los dos. Sé que no puedo hacer que te quedes, pero debes saber que daría hasta mi último suspiro para hacerte comprender lo increíble que eres. Ahora estoy contando las cosas que podría haber hecho para hacerte ver que yo quería que fuéramos lo que somos cuando me voy a dormir y sueño, y quiero que sepas que morí por ti. He intentado tanto decirme a mi misma que te has ido, pero tú aún sigues en mí. Sé que llegó el momento lento de aceptarlo, así que déjame recobrar mi aliento y mi fuerza para aguantar, para dejarte ir. Pero no me he acostumbrado a estar sin ti, a decirles a todos que no estás, poner buena cara y sonreír. Porque me dejaste esta sensación de soledad y todavía necesito aferrarme a ti, de verdad que no puedo seguir sin ti, te necesito para respirar. Estoy sufriendo tanto con tu ausencia. Este dolor es simplemente demasiado real. Dime como aliviarlo. Siento que mis ojos vuelven a llorar. No se que hacer conmigo, estoy desorientada, confundida. Tu voz ahuyentó toda la cordura que había en mí. A veces siento que estaba equivocada y me refugio en el silencio de la soledad. Estoy viva pero estoy perdiendo la compostura, porque todo lo que hemos pasado y todo acerca de ti, parecía ser mentira, una inocente mentira retorcida, eso me hizo aprender a odiarte, o odiarme a mi misma por dejarlo pasar. Porque aunque pude fallar, te amé desde el principio y sé que en realidad ni con un millón de peleas podría odiarte. Nuestro amor es como una canción, que no puedes olvidar. Al fin y al cabo fue bonito mientras duró.

Simplemente hay demasiadas cosas que el tiempo no puede borrar.