En realidad, he estado todo el tiempo haciendo lo mismo. Siempre que he querido olvidar a alguien, consciente o inconscientemente he buscado a otra persona con quien substituirla, y claro está, de una manera u otra, lo he conseguido. Así, poco a poco, he ido sacando uno tras otro a los niños que he querido olvidar, hasta este momento. Por mucho que lo intento, por mucho que me concentro en el resto del mundo, por mucho que quiero odiarlo, no puedo, no consigo olvidarme de sus besos, de sus caricias, de cada te quiero, de los susurros, escondiéndose de la gente entrometida de ÉL. Y por muy fuerte que parezca mi fuerza de voluntad, parece que su recuerdo es aún mayor. Y justo cuando creo que ya lo olvidé, que al fin lo conseguí, justo en ese instante algo me hace recordarlo, una canción, ese olor que lo describe a la perfección, hasta el más mínimo detalle me recuerda a él. Y tengo la certeza de que si esto me ocurre, es porque a pesar de todo, a su lado pasé los momentos más maravillosos que podría a ver imaginado. Y muy a mi pesar, él sigue viviendo en mí, y seguirá ocupando ese lugar por mucho tiempo.
Que se haya acabado no quiere decir que valla a arrepentirme. Porque te aseguro que no me arrepentiré jamás de lo nuestro.
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