Con el paso del tiempo, entre otras muchas cosas, me he dado cuenta de que no tenemos, ni tendremos jamás cientos de amigos, los verdaderos amigos los podemos contar con los dedos de las manos. No son los que están únicamente en los buenos ni en los malos momentos, pues eso lo puede hacer cualquiera. Son los que están ahí siempre, cuidándote las 24H del día aunque no te des cuenta. Son aquellos que lo pasan realmente mal cuando te ven llorar, los que hacen todo lo posible por mantener la compostura para que no te sientas peor, para darte todo su apoyo, pero aún así se les acaba escapando alguna que otra lagrimilla. Son con los que te ríes de mil y una estupideces sin sentido. Los que no hace falta que les digas como estás porque lo ven en tu cara. Los que escucharán todo lo que tengas que contar, aunque tengan algo que hacer. Los que te aconsejan única y exclusivamente por tu bien sin tener en cuenta lo que quieres escuchar, te dirán la verdad  aunque duela y lo hacen porque saben que al final será lo mejor para ti. Puede que en ese momento te enfades y no lo entiendas, pero en algún otro momento, lo podrás comprender. Son los que te regañan cuando haces algo mal, y te dicen claramente que no lo vuelvas a hacer. Podrán consolarte mejor o peor pero siempre encontrarás en ellos un hombro en el que llorar. Son esas personas que te sacan una sonrisa cuando el mundo se ha derrumbado. Las que hacen de tus peores momentos, momentos inolvidables y hacen brillar todo a tu alrededor, llenando de color tu mundo de grises. Y sobre todo las que te querrán incondicionalmente hagas lo que hagas y pase lo que pase. Y no te olvides de lo más importante. ELLOS son la razón por la que sonríes día a día.

Cuando encuentres a alguien con quién estés mas a gusto y te diviertas más que con tus amigos, por favor, cuéntamelo, porque sería un gran descubrimiento para mí, vamos, echaría por la borda todo en lo que creo!