Sagrada pasión. Dulce melodía suena de fondo… empiezo. Gran ilusión emana de mi cuerpo, siento la música vibrar dentro de mí, he comenzado, ya no hay marcha atrás, ilusión, receptividad, esfuerzo… día tras día más de empeño, una gota más de sudor, una pizca más de implicación, un poco más sacrificio si cabe.
De pronto, algo marcha mal, me equivoco constantemente, no avanzo, me he atascado, no veo progresos, no los hay, todo se nubla, no puedo seguir, abandono… Me ahogo en llantos, pienso de que me ha servido tanto trabajo y tanto sacrificio si ahora me alejo todo? Si a la primera de cambio huyo como si nada hubiera valido la pena? No puedo permitirlo, es mi vida, mi pasión, no voy a darme por vencida así, de esta manera absurda, aunque duela, aunque me canse de intentarlo, de repetir, de caer, de levantarme, seguiré, sé que puedo, hay gente que confía en mi, yo confío en mi misma.
Tensión, nerviosismo, incertidumbre, las piernas flaquean, se mueven como si de gelatina se tratase, dudo de mis habilidades, no tengo la seguridad de poder hacerlo, la gente impone demasiado, el escenario es lo bastante grande como para hacerme parecer pequeña a su lado, busco fuerzas… en donde se han metido? Es la hora, tengo que salir y darlo todo de mí, demostrarles que puedo hacerlo, que soy buena en esto, que he nacido para bailar, ahora solo queda confiar en que todo salga bien. Mil imágenes corretean por mi mente, los primeros pasos como bailarina, las primeras caídas, las primeras actuaciones… todo es tan auténtico, los recuerdos parecen tan vivos, como si estuviera viendo una película, mi película favorita me atrevería a decir.
Ya ha empezado, estoy haciéndolo, mis extremidades han cobrado vida propia y puedo notar como se mueven sin permiso alguno, ya no hay preocupaciones, ni tampoco nervios, solo disfruto, estoy contenta por lo que hago, estoy viviendo el momento, es maravilloso, este sentimiento me llena de felicidad.
Después de estos largos años, la danza me ha aprendido muchas cosas, ha sido un refugio en días en los que solo quería desconectar y olvidarme del resto del universo, y a día de hoy sé que no podría dejarlo aunque quisiera, es una droga, algo sin lo que no podría vivir, me doy cuenta de que por mucho que cueste voy a superarme cada día porque puedo hacerlo y lo haré sin duda alguna.